martes, 4 de agosto de 2009

Personas, personajes, dioses

El A.L.F.I.L. camina por las estrellas calles del mercado de Afsana. A veces tiene nauseas por los pescados algo descompuestos que descansan sobre amplios pedazos de tela en el suelo, a veces se siente elevado por la pureza de las jugosas frutas que le sacan pica desde sus canastos. El A.L.F.I.L. tiene los bolsillos vacios. Luego de predicar un par de horas tiene suficiente para un pan y un vaso de leche. O una Cerveza quizás. Piensa en que echarse a la boca cuando Elvis lo saluda desde lejos. ¿Tú eres el Mesías Repticristiano? Pero la autoestima del A.L.F.I.L. anda por el suelo, así que se da vuelta buscando a otro mesías del mismo Dios ¿Tú eres el A.L.F.I.L. no? Elvis sonríe y su diente de oro brilla a la luz del sol de Afsana. Vamos, te invito a comer algo. El A.L.F.I.L. asiente. Una palmada en el hombro. Yo también tuve mi propia religión ¿Sabes? Sé lo difícil que es para alguien que recién comienza. La gente pensaba que lo mío era la música, pero la verdad es que el negocio era la salvación. Cualquier medio es válido. Jesús usó el miedo y la culpa, yo usé el amor y los movimientos pélvicos. Pero bueno A.L.F.I.L…. relájate, no pasa nada, no llores.

Elvis se saca los enormes anteojos de celuloide. Mira al A.L.F.I.L. a los ojos. Qué pasa ¿Necesitas dinero?... Si, lo sé… al final los dioses sólo nos usan. La gracia es ser tu propio Dios, como yo. Todas las ofrendas llegan a mí, luego las vendo y consigo algo de dinero ¡Oh Dios mío! Lloras como una niña… Ok, ok, toma unos pesos. Ven a verme cuando necesites algo ¿Ok?

Elvis se pone de pié, hace un movimiento de cadera que no viene al caso y camina hasta perderse en la multitud.

A.L.F.I.L. reconsidera si Repticristo existe. Quizás A.L.F.I.L. debería ser su propio dios

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